Hoy se celebró en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, una graduación ordinaria en la que 1520 nuevos profesionales fueron entregados a la Sociedad Dominicana. Y me sentí sumamente orgulloso, porque dentro de esta importante cantidad de profesionales, habían 52 personas, que se recibieron de ingenieros industriales y yo me siento muy satisfecho por haber participado en su formación.
Debo decir que a esos cincuenta y dos estudiantes los estimo con mucha intensidad, son muchos, y por la brevedad con que manejo este espacio, me limitaré a testimoniar este aprecio a algunos, y al hacerlo, recurro a mi memoria, por lo que cualquier omisión debe ser perdonada con la benevolencia de los afectos mutuos.
Me alegró la alegría en el rostro de José Almonte, Doroteo, un joven excepcional, con el suficiente coraje y la mayor humildad, para enfrentar exitosamente los retos que se le presentaron durante sus estudios, su bonhomía lo harán de seguro un profesional de bien.
Cecilia Quiñonez, siempre pertinente, supo llevar sus tareas con toda la dignidad y el entusiasmo que las personas de su catadura lo hacen. Siempre venció las dificultades con la dulzura de un alma noble.
Armando Mezquita y Elio Roa, trabajaron con paciencia, pero con la mayor firmeza, para lograr su objetivo, los obstáculos no los desanimaron, siguieron y lucharon contra todo, para hoy recibir con mucho derecho, su grado de ingeniero.
Constante y trabajadora, apiló uno a uno, con entusiasmo y deseos de triunfar, los bloques que construyeron formación. Esa sonrisa limpia de Rosynelis de los Santos, no la olvidaré nunca.
Rosa Castillo, ha sido una de mis estudiantes más trabajadora. Su condición de madre abnegada de una bebe hermosa, sus sacrificios, sus temores, su persistencia, el carácter fuerte y decidido, pero sobre todo la generosidad de sus acciones, me obligan a inclinarme reverente delante de tanta belleza interior. Dios sabe cuánto aprecio a Rossy y la certeza que tengo de que triunfará.
Jairo Parra e Ismael Familia, desarrollaron la armonía que sus lazos familiares les imponía y fueron siempre luchadores limpios, que vencieron en base al trabajo. Discretos, amistosos, trabajadores, ambos tienen todo mi afecto.
La hija que todo padre quiere tener es Karina Ramírez, que hermosa formación tiene esa muchacha. Apaciblemente, pero con tenacidad, sembró en mi alma la esperanza en la juventud dominicana.
Juan Carlos Cuevas ratificó siempre aquello que dice el Eclesiastés, “todo tiene su tiempo”, fue excelente estudiante y no por eso dejó de ser un joven de la época. Bailador y alegre, mostró siempre la inteligencia necesaria, para saber cuándo sembrar y cuándo recoger lo sembrado. Lamento mucho que lo vine a tratar al final de la carrera. Nunca cambies Juan.
La alegría, y el trabajo tesonero, le sirvieron para dejar una huella imborrable en la Carrera de Ingeniería Industrial de la UASD, sin ella, estoy convencido de que no hubiéramos podido mejorar la Escuela. Buena amiga, excelente estudiante, madre preocupada por sus hijos, una capacidad de entrega sin límites, propulsora entre sus compañeros de las mejores causas. Cuando la conocí me impresionó su personalidad dominante y sobre todo la energía con que se entregaba a sus trabajos. Disfrutaba sus logros con la misma alegría que lo hacía cuando sus compañeros lo obtenían. Nunca olvidaré la gracia con que enfrentó un bendito video que hizo en una de las clases y que le salió torcido. Cuánta entrega, de alguien que ya era profesional exitosa de otra carrera. Difícilmente puede uno encontrar tantas virtudes en una sola persona. Para mi la escuela tiene dos momentos, antes y después de ella, realmente su paso fue transformador. Por eso la estimo tanto y le deseo el mayor de los éxitos en su vida familiar y profesional. Podría no escribir su nombre y todos dirían a coro ALINA MOREL.
Lamento haberme puesto como objetivo solo escribir una página en cada entrega del BLOG, pues siento deseos de seguir mencionándolos uno a uno, ya que sin excepción, mostraron que tienen las características que me permiten decir, que en esta graduación todos, absolutamente todos, fueron mis Estudiantes Favoritos.
Por tanto esta Graduación fue mi GRADUACION FAVORITA.
LLUEVA, TRUENE O VENTEE, SIEMPRE LOS TENDRE COMO EL GRUPO HUMANO QUE ME HA HECHO SENTIR EL MAS GRANDE ORGULLO QUE PUEDE PRODUCIR LA SATISFACCION DE LA LABOR CUMPLIDA.
GRACIAS POR HABERME ENSEñADO TANTO.
MUCHOS EXITOS A TODOS Y FELICIDADES A SUS FAMILIARES QUE LOS GUIARON CON TAN BUEN TINO.
Demetrio Mota
25 de Febrero de 2010