lunes, 26 de abril de 2010

Mi Hija Mercedes


A todas mis hijas las quiero con una intensidad que se acerca al infinito. Me considero un privilegiado, porque todas, sin excepción, me han producido satisfacciones repetidas en el desarrollo de sus vidas. Si me encontrara la lámpara de Aladino, lo único que le pediría sería que me volviera a dar a mis hijas. Sin lugar a dudas, me siento muy orgulloso de ellas, las admiro, las respeto, las adoro.

Por eso al escribir sobre una de ellas no tengo temor. Saben que son el eje de mi vida.

Mercedes es la segunda.

La recuerdo con el pelo ensortijado y su batica marrón, gordita y bonita, cuando nació. De bebé fue implacable en eso de hacer sus propias rabietas.

En la época del colegio fue siempre independiente y excelente estudiante. Nunca supe de ningún inconveniente, nunca quiso estudiar conmigo...

En la Universidad la perdí por completo. Hizo todo el esfuerzo por ser excelente y lo logró, desarrolló su círculo de amistad y sacó el mayor provecho que pudo de ese periodo. Se graduó con honores y definitivamente acentuó su carácter independiente.

Buscó su primer empleo por ella misma y lo dejó cuando lo creyó necesario. Hoy la veo feliz con su segundo trabajo y con Carlos... haciendo su propio camino y al verla me detengo y pienso, que muy posiblemente ella no sepa cuán realizado me siento, y cuánta confianza tengo en ella.

Se hizo ella misma, sin necesidad de ser rebelde, no peleó, ni reclamó, simplemente se impuso. Block a Block, construyó su propia leyenda, con paciencia, con inteligencia, de forma tenaz, no se dejó cercar, evadió, esperó, se calló, pero no cesó nunca en la construcción de su propio destino.

Que manera tan hermosa de forjar su camino

Todavía le falta, lo sé, pero estoy convencido que logrará su felicidad.

Por eso me siento tan orgulloso de mi LuLu, que nunca podrá creer con cuánto cariño la admiro y la respeto.


Demetrio Mota
abril 26, 2010

Perdonar no es Olvidar

Hace unos días, mientras explicaba en una de mis clases el mecanismo humano de la memoria, un joven, con la tristeza que produce el desamor reflejada en el rostro, me preguntó si no había algún mecanismo para olvidar el amor fallido.

En un principio me sobrecogió la sinceridad con que expresaba su tristeza y solo atiné a explicarle que en su caso, el problema no era olvidar, sino perdonar.

Le expliqué que quien perdona se libera de las ataduras que produce el dolor de ser maltratado. No se libera al que nos ofendió, ese cargará en su alma con la actuación indebida. Quien perdona se libera, porque al hacerlo rompe la cadena que lo ata a lo que no le conviene.

No hay límites para perdonar, no importa que quien ofende no reconozca su falta, solo perdonar libera nuestra alma para encontrar el camino de la felicidad, que está implícito en todo hacer humano. No tengo dudas, perdonar mil veces.... si fuera necesario.

Bueno y perdonar no es olvidar?..... Claro que no, perdonar es borrar de nuestra alma la necesidad de resarcir el daño recibido. Olvidar es sacar de nuestra experiencia el hecho.

No debemos olvidar, eso es abrir la puerta para repetir el error que cometimos y que facilitó que el otro nos dañara. Si olvidáramos, no podríamos aprovechar la experiencia, que en muchos casos, es lo único bueno que podemos sacar de ese dolor que nos produce lo que creemos no merecer.

No es recordar para odiar, es recordar para aprender, para crecer, para ser más asertivo.

Perdonar es una obligación con nosotros mismos, olvidar, una irresponsabilidad, la más grande, con nosotros mismos.

Demetrio Mota
Abril 26, 2010

viernes, 2 de abril de 2010

Ser Justo

Lo único que me propongo en mis relaciones con las personas es ser justo.

Es difícil.


Primero, porque al tratar de ser Justo abandono el camino fácil de ser bueno o ser malo, y elijo el más difícil, tratar de dar a cada quien lo que se merece.

Segundo, porque casi siempre el sentimiento de justicia choca con el ese natural sentimiento conmiseración que todos los humanos tenemos. Yo confieso que me desgarra cada vez que tengo que ser justo, con alguien que por alguna razón es débil.

Tercero, porque tengo que mantener una vigilancia férrea para que mis afectos no afecten mi juicio y mantener el fiel de la balanza en su justo lugar.

Cuarto, porque debo, en cada relación, establecer con anterioridad las reglas con que se va a desarrollar, y hacer saber a los otros, el patrón con nos juzgaremos.

Quinto, porque la más de la veces sufro mucho, con no poder romper con la justicia y ayudar aquellos que de una forma u otra no han logrado alcanzar los objetivos planteados.

Con todas esos inconveniente, mi mayor anhelo siempre será tratar de ser justo.


Demetrio Mota
2/abril/2010

La lealtad


Valoro el sentido de la lealtad como a la vida misma.

No creo que valga la vida si se cimenta en la deslealtad.

Tal vez la gente hoy no entiende el concepto de leatad, que es simplemente el apego a unos principios, que se traduce en un comportamiento coherente ante los Hombres.

Es que la lealtad empieza con uno mismo, si no soy leal a mi mismo, cómo voy a serlo con los demás y ese es el origen; Ser leal a las cosas en que uno cree y quiere, sin ponerlo en la balanza con la conveniencia.

Soy leal porque respeto y valoro mis principios.

Mis principios pueden cambiar... entonces es posible que cambien mis lealtades, pero debe ser explicito, transparente con los demás, no vale la pena engañar.

La traición es primero traición a uno mismo, que demuestra con esto que no respeta sus propios principios.


Demetrio Mota
2/abril/2010

Jesús


Me propuse terminar de reeler los evangelios antes del Viernes Santo, y lo logré.

Volví a reconocer los pasajes que me han llenado de fe, desde mi infancia temprana, "se los digo si tienen fe, le dirán a esa montaña que se mueva y se moverá".

La vida de Jesús es un llamado a la fe, a creer con fe ciega en los designos del Altísimo, yo creo firmente el poder la fe, traducida en el poder infinito de la Oración.

Volver a esa fe profunda es lo que le hace falta a nuestro mundo de hoy, en el cual los Hombres no ven el camino que tienen delante, solo porque no confían en que su fe es el tractor que abre su senda hacia el futuro.

Encontré de nuevo el llamado al mandamiento nuevo, Amar a tu prójimo como a ti mismo y sobre todo en Mt 5-45, "Amen a sus enemigos y recen por sus persiguidores"; esa es la clave de la vida en comunidad, amar sin reservas hasta aquellos que con su vileza nos arrancan de cuajo la ilusión.

Volver a leer esas tentaciones en el desierto... nos remiten a esa facilidad con que hombres y mujeres caemos hoy en día en las tentaciones de la modernidad, y nos deben dar la fortaleza para decir no, sin ofender.

Indudalemente en cada uno de los evangelios, están las reservas de la energía que se requiere para enfrentar al mundo que nos avasalla.

Demetrio Mota
2/abril/2010