Confieso que no hice absolutamente nada para merecer un día tan maravilloso como el de hoy.
Al salir en la mañana, la limpia candidez de la luz matinal, llenó por completo mi alma.
Expulsó de un soplo las dudas, las penas, las cargas, los rencores, los agravios y los resabios.
Llenó mi vida de una energía vital desbordante, que me hizo sentir lo hermosa que es la vida.
Ordenó esa luz liviana, con rauda presteza. mis esperanzas, mis amores, mis fuerzas y mis ansias.
Armonizó la conversación ligera, la música que evoca los sentimientos, la lectura del diario y la comida en familia, con que llené las horas del día.
Pero sobre todo iluminó e hizo ver en todo su esplendor, esas cosas cotidianas que día a día me rodean, que a veces ignoro, y que en última instancia, son las únicas que necesito para ser feliz.
Demetrio Mota
Domingo, 11 de marzo, 2012
Espro que esa luz lo irradie todos los dias del resto de su vida para que asi siga usted iluminando otras vidas con sus escritos y su forma maravillosa de comunicar las ideas.
ResponderEliminarsu alumno y amigo: Roberto Robles
Que ese sentir permanezca siempre en su vida.
ResponderEliminar...Y algo super importante profe, las gracias a Dios por tan bonito dia :) un abrazote! Att. Yarieli C.
ResponderEliminar