Hoy es el día de mi Patria, y siento la alegría inmensa de haber nacido en ella.
Me enorgullece saberme dominicano.
Admiro profundamente a los forjadores de la dominicanidad.
Juan Pablo, inmaculado, capaz de los mayores sacrificios, ideario de la acción, espada del pensamiento. Su nobleza le permitió pensar en dejarnos un solar patrio, en el cual sembrar nuestras esperanzas.
Sánchez valiente y osado, luchó por ti, por mi, porque fuéramos ciudadanos de una patria propia, nos quitó la ignominia del funesto invasor.
Mella, grande entre grandes, no dejó un solo momento de tejer con los hilos de su vida, la posibilidad de que tuviéramos vida en ese concepto que nos une, nos define, nos alimenta, como una madre, que no mira los fallos de sus hijos, y sigue callada, dándoles el alimento espiritual que los sostiene.
Luperón, el gran restaurador. Ejemplo de dignidad, valiente, decidido. Cortó con la carga viril de fusil la vergonzosa actitud de los traidores, que desde el nacimiento, han querido cortar, la bella sensación de sentirnos unidos en la propiedad de la patria.
Muchos otros aportaron su sangre para darnos hoy la posibilidad de decir con orgullo soy dominicano.
Siento que en esta hora, la patria vive, y que como todo ideal de amor, tiene enemigos que nos la quieren poner pequeña, para que nuestra capacidad de sacrificio por ella, desaparezca.
Es menester de todos amarla y defenderla, rendir honor a nuestros símbolos, a nuestra bandera, nuestro himno, y a nuestros héroes.
Sin patria no hay identidad, hagamosla cada día más grande y elevemosla cada día "más arriba mucho más."
Demetrio Mota
27 de febrero de 2010
Me enorgullece saberme dominicano.
Admiro profundamente a los forjadores de la dominicanidad.
Juan Pablo, inmaculado, capaz de los mayores sacrificios, ideario de la acción, espada del pensamiento. Su nobleza le permitió pensar en dejarnos un solar patrio, en el cual sembrar nuestras esperanzas.
Sánchez valiente y osado, luchó por ti, por mi, porque fuéramos ciudadanos de una patria propia, nos quitó la ignominia del funesto invasor.
Mella, grande entre grandes, no dejó un solo momento de tejer con los hilos de su vida, la posibilidad de que tuviéramos vida en ese concepto que nos une, nos define, nos alimenta, como una madre, que no mira los fallos de sus hijos, y sigue callada, dándoles el alimento espiritual que los sostiene.
Luperón, el gran restaurador. Ejemplo de dignidad, valiente, decidido. Cortó con la carga viril de fusil la vergonzosa actitud de los traidores, que desde el nacimiento, han querido cortar, la bella sensación de sentirnos unidos en la propiedad de la patria.
Muchos otros aportaron su sangre para darnos hoy la posibilidad de decir con orgullo soy dominicano.
Siento que en esta hora, la patria vive, y que como todo ideal de amor, tiene enemigos que nos la quieren poner pequeña, para que nuestra capacidad de sacrificio por ella, desaparezca.
Es menester de todos amarla y defenderla, rendir honor a nuestros símbolos, a nuestra bandera, nuestro himno, y a nuestros héroes.
Sin patria no hay identidad, hagamosla cada día más grande y elevemosla cada día "más arriba mucho más."
Demetrio Mota
27 de febrero de 2010