Todos hemos sufrido alguna decepción porque alguien que creíamos incapaz de fallar nos falló.
Es que todos los Seres Humanos podemos fallar, debido a que como establecíamos en la entrega anterior, el Hombre es un Ser de Necesidades.
Siempre fallaremos cuando se junten la oportunidad y la necesidad.
Las necesidades siempre están presentes y son cambiantes, dependen de la persona y sus circunstancias (lo dijo Ortega) y muy poco podemos hacer para controlarlas, ellas salen a flote sin que sea necesaria ninguna explicación. Cuando la naturaleza Humana se expresa, lo hace a través de las más extrañas necesidades. Es importante entender que estas son imposibles de predecir y mucho menos de controlar.
Estoy seguro, que una buena educación, basada en sólidos principios morales, puede que evite, durante un tiempo, la aparición de necesidades contrarias al bien común. Este es, a mi juicio, el mejor remedio, para el comportamiento correcto, pero lamentablemente sé que no es infalible, solo hay que recordar los cientos de ejemplos de sacerdotes y evangelizadores que fallaron, o los numerosos ejemplos de jóvenes “bien educados” que han delinquido. Me atrevería a afirmar, que lo que vemos hoy en la sociedad es precisamente, cómo los bien educados, son los que cometen los peores delitos.
Entonces la Educación puede ayudar, pero no es el antídoto perfecto, aun así soy partidario de mejorar los métodos de la Educación en los valores con el fin de tener mejores personas.
En adición a lo anterior, creo que debemos cortar la oportunidad de que las personas fallen. Cómo hacerlo? A continuación les doy algunos elementos:
Parta de la idea de que todos podemos fallar. No hay nadie sobre el cual se pueda afirmar que no fallará.
Elimine todas las oportunidades que pueda tener una persona para fallar. Siempre piense si las condiciones que está estableciendo le permiten al individuo fallar. Recuerdo a una buena amiga, que se quejaba amargamente de que alguien en quien confiaba, al extremo de que la mandaba al banco y nunca le pedía los recibos, le robó. Mi amiga creó al ladrón, en el mismo momento en que se olvidó que todos podemos fallar y además le dio la oportunidad para hacerlo.
Cree condiciones que permitan detectar temprano la conducta indeseada. Esto implica revisar los resultados continuamente y hacer que la otra persona sepa que esto es parte de la relación personal. Con mucho respecto, pero con más determinación, haga saber al otro que usted lo aprecia, pero que mantiene un sistema de revisión, que es saludable para la amistad. El otro debe saber que esto no implica desconfianza, sino madurez en la relación.
Permanentemente piense en cuáles cosas usted ha dejado de lado que pudieran convertirse en oportunidades, y de inmediato córtelas.
Debe estar dispuesto a dejar pasar las cosas menores, sin consecuencias, pero sirviéndole de base para afianzar su sistema de control.
Sepa que todas las personas tienen un nivel que activa su interés. Es el caso aquel del diplomático que pedía al Presidente que lo sacara de su puesto, porque le estaban llegando a su precio.
Establezca un sistema de consecuencias que penalice el fallo, que sea como la parrilla caliente.
Que advierta sobre las consecuencias de la falla. ( cuando acercas la mano el calor te advierte que te quemaras)
Que sea inmediato. (La parrilla quema en el acto)
Que la pena sea igual para todos. (la parrilla quema sin preguntar si eres el dueño)
Que siempre que haya una falla el sistema se aplique (siempre que pones la mano en la hornilla esta te quema)
Si aplica estas sencillas reglas, tendrá por siempre unas relaciones apropiadas con los demás
Es que todos los Seres Humanos podemos fallar, debido a que como establecíamos en la entrega anterior, el Hombre es un Ser de Necesidades.
Siempre fallaremos cuando se junten la oportunidad y la necesidad.
Las necesidades siempre están presentes y son cambiantes, dependen de la persona y sus circunstancias (lo dijo Ortega) y muy poco podemos hacer para controlarlas, ellas salen a flote sin que sea necesaria ninguna explicación. Cuando la naturaleza Humana se expresa, lo hace a través de las más extrañas necesidades. Es importante entender que estas son imposibles de predecir y mucho menos de controlar.
Estoy seguro, que una buena educación, basada en sólidos principios morales, puede que evite, durante un tiempo, la aparición de necesidades contrarias al bien común. Este es, a mi juicio, el mejor remedio, para el comportamiento correcto, pero lamentablemente sé que no es infalible, solo hay que recordar los cientos de ejemplos de sacerdotes y evangelizadores que fallaron, o los numerosos ejemplos de jóvenes “bien educados” que han delinquido. Me atrevería a afirmar, que lo que vemos hoy en la sociedad es precisamente, cómo los bien educados, son los que cometen los peores delitos.
Entonces la Educación puede ayudar, pero no es el antídoto perfecto, aun así soy partidario de mejorar los métodos de la Educación en los valores con el fin de tener mejores personas.
En adición a lo anterior, creo que debemos cortar la oportunidad de que las personas fallen. Cómo hacerlo? A continuación les doy algunos elementos:
Parta de la idea de que todos podemos fallar. No hay nadie sobre el cual se pueda afirmar que no fallará.
Elimine todas las oportunidades que pueda tener una persona para fallar. Siempre piense si las condiciones que está estableciendo le permiten al individuo fallar. Recuerdo a una buena amiga, que se quejaba amargamente de que alguien en quien confiaba, al extremo de que la mandaba al banco y nunca le pedía los recibos, le robó. Mi amiga creó al ladrón, en el mismo momento en que se olvidó que todos podemos fallar y además le dio la oportunidad para hacerlo.
Cree condiciones que permitan detectar temprano la conducta indeseada. Esto implica revisar los resultados continuamente y hacer que la otra persona sepa que esto es parte de la relación personal. Con mucho respecto, pero con más determinación, haga saber al otro que usted lo aprecia, pero que mantiene un sistema de revisión, que es saludable para la amistad. El otro debe saber que esto no implica desconfianza, sino madurez en la relación.
Permanentemente piense en cuáles cosas usted ha dejado de lado que pudieran convertirse en oportunidades, y de inmediato córtelas.
Debe estar dispuesto a dejar pasar las cosas menores, sin consecuencias, pero sirviéndole de base para afianzar su sistema de control.
Sepa que todas las personas tienen un nivel que activa su interés. Es el caso aquel del diplomático que pedía al Presidente que lo sacara de su puesto, porque le estaban llegando a su precio.
Establezca un sistema de consecuencias que penalice el fallo, que sea como la parrilla caliente.
Que advierta sobre las consecuencias de la falla. ( cuando acercas la mano el calor te advierte que te quemaras)
Que sea inmediato. (La parrilla quema en el acto)
Que la pena sea igual para todos. (la parrilla quema sin preguntar si eres el dueño)
Que siempre que haya una falla el sistema se aplique (siempre que pones la mano en la hornilla esta te quema)
Si aplica estas sencillas reglas, tendrá por siempre unas relaciones apropiadas con los demás
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