miércoles, 31 de marzo de 2010

La Gratitud

Hoy contesté el teléfono, con la curiosidad que me suelen producir los números desconocidos, y me llevé la grata sorpresa de oir a un estudiante, a quien enseñé en el Intec, hace más de diez años, decirme que me llamaba para darme las gracias, porque él "sentía que gran parte de sus éxitos profesionales, lo debía a aquellas enseñanzas, que lo formaron, no sólo como Ingeniero, sino también como persona".

De eso hacen más de diez horas, y todavía la emoción me embarga.

Es que he asumido que en el oficio de Maestro, el cual desempeño con todo mi amor, la gratitud no es un resultado a esperar. Sobre todo en estos tiempos, en que tanta gente no busca en la Universidad, el conocimiento que lo haga mejor.... sino la manera rápida de obtener un título, y lo peor es que aquel que quiere enseñarle se convierte en su peor enemigo.

Con la grata satisfacción que me ha producido esta llamada, y que le ha dado a mi vocación mayor razón de ser, solo llega a mi memoria uno de los escritos que más han marcado mi vida, es de la Hermana Teresa y se los dejo como muestra de mi infinita alegría

Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurara siempre la huella del camino enseñado.


Demetrio Mota
31/03/10

lunes, 1 de marzo de 2010

Dejarla ir

Hoy ha sido un día triste, se cumplen dos meses de la partida del ser más querido, mi madre.


He revivido, con nitidez dolorosa, cada una de las incidencias de ese fatídico día, el momento en que me llamaron, mi reacción, cuando confirmé la mala noticia y no sabía que hacer con la esperanza que aún mantenía, el rostro de mis hermanas, las diligencias, hecha como si fuera un autómata, entrenado para cumplir, a pesar de que mi alma se desgarraba en cada cosa que hacía, la voz interior que me ordenaba mantenerme firme y sereno y ese deseo inmenso de llorar hasta que se me secaran las lágrimas.


Pero hasta cuándo mantendré este deseo infinito de que no hubiera pasado nunca? Hasta cuando este dolor lacerará mi espíritu? Qué podrá permitirme vivir de nuevo la vida?


He pensado hoy en tantas cosas, los amigos, la familia, algo que me rescate de este dolor...... y recordé una frase que me dijera, antes de que sucediera la muerte de mi madre, mi amigo Italo, en uno de los pasillos de la facultad.


Hablábamos
del apego, que según mi filosofía es la fuente de toda infelicidad. Si te apegas a lo material serás infeliz, si te apegas a las personas serás infeliz, si te apegas a la vida serás infeliz, porque la ley universal de la vida es que todo fluye y en ese fluir se acerca a ti para luego alejarse.


Eso no quiere decir que no ames con intensidad a las personas, que no disfrutes con todas tu fuerzas las cosas materiales, o que no vivas cada minuto, cada día, satisfecho de que Dios te haya dotado de las bondades del Ser Humano. O que no ames profundamente lo que haces.


Es simplemente hacer lo que Italo me dijo: dejarlo ir.... porque la infelicidad no está necesariamente en el apego, sino en esa idea muy humana de no dejar ir lo que se posee....cuando lo que amas y necesitas se va... has un esfuerzo y déjalo ir con el más hermoso gesto de amor que tu dolor te permita...


Realmente debo dejarla ir.......


Demetrio
Mota
1 de marzo de 2010